La electricidad se va por el desagüe

La electricidad se va por el desagüe

En general, no nos preocupamos mucho por el destino del agua que usamos para lavar los platos o la que se va por el desagüe de la ducha. Pero estas aguas residuales contienen grandes cantidades de energía con la que se puede producir electricidad y ayudar las empresas de agua a reducir gastos.

Es decir, las empresas que llevan agua hasta nuestras casas necesitan electricidad para transportarla. Y claro, la pagan al mismo precio que cualquier otro usuario. Si aprovecharan la energía que hay en el agua que desechan, necesitarían comprar menos electricidad.

Según algunos estudios, la energía representa hasta el 30% de los costos de operación de las empresas de agua y saneamiento. “Esto suele ser insostenible, y afecta la salud financiera de las empresas”, dice Lara Chinarro, consultora del Banco Mundial en recursos hídricos.

El desafío de llevar agua potable de calidad y a buen precio para todos es cada vez mayor, si se toma en cuenta que en 2100 seremos más de 11 mil millones.

Aprovechando las aguas residuales para generar la electricidad que se necesita para su tratamiento y con otras medidas de eficiencia energética, las empresas de agua y saneamiento podrían ahorrar entre el 5% y el 25% en gastos de energía y ampliar sus servicios, según Chinarro.

Tres tipos de energía

En las aguas residuales hay tres tipos de energía: térmica, por sus elevadas temperaturas, mecánica, por la velocidad con la que llega el agua, y química, por su contenido orgánico.

Teóricamente, los tres tipos de energía son utilizables. Con microturbinas se podría aprovechar la fuerza del agua. Para la energía térmica se pueden usar intercambiadores de calor. Sin embargo, la fuente de energía más eficiente es la que proviene de las substancias orgánicas que hay en las aguas residuales.

“No todos los métodos se pueden aplicar en la práctica debido a su baja eficiencia, como en el caso de la energía térmica y dinámica”, detalla Chinarro. “La energía que sí es fácilmente recuperable es la química, a través de la digestión anaeróbica (la descomposición de materia biodegradable en ausencia de oxígeno). Esto produce biogás y biosólidos de los que se puede obtener la mayor parte de la energía”.

La instalación de digestores para el tratamiento de los lodos que se generan a partir de las aguas negras permitiría la reutilización de una gran parte de la energía del agua, dice la experta. Con un adecuado mantenimiento de las plantas de tratamiento y una reducción de las pérdidas de agua, se podría optimizar la eficiencia energética.

Potencial elevadísimo de América Latina

“El potencial de mejora de eficiencia energética en América Latina es elevadísimo”, afirma Chinarro. Explica que hay muchas plantas de tratamiento de agua en la región con problemas de abastecimiento de energía, pero que, con un manejo adecuado, podrían incluso vender energía a las empresas de electricidad.

Además, tendrían a su disposición los recursos para lograr que cada vez más gente tenga acceso al agua potable. “El ahorro de costo que esto supondría en muchos países de América Latina y el Caribe permitiría la ampliación de la red de agua y saneamiento a zonas en la actualidad desabastecidas.”

Por las ventajas que esto supone, ya existen varios proyectos de eficiencia energética en plantas de tratamiento en América Latina.

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Fuente: http://internacional.elpais.com

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